Entre la memoria y la luz, Sabela Gondulfes, ourensana ha construido una obra que dialoga con la vida, el territorio y las pérdidas más profundas.
Su último poemario, «Afouteza & Certeça» prolonga un viaje literario que cruza continentes, duelos, humor, ternura y un compromiso radical con la belleza y la dignidad humana.
HoyLunes – Hay escritoras que narran; otras respiran. Sabela Gondulfes pertenece a la segunda estirpe. Antes de saber escribir, ya garabateaba el mundo para comprenderlo, como si la palabra fuera el único territorio capaz de sostener su manera singular de habitar la vida. Desde Ourense hasta Valparaíso, pasando por la Patagonia, Lisboa o Nueva York, su obra se ha desarrollado como un mapa sensible, movedizo, que registra cada emoción, cada paisaje y cada duelo.
No es casual que afirme que, sin escribir, moriría de inanición. Su literatura no es un oficio: es un pulso vital. Una forma de existir con profundidad y humor, con rebeldía y ternura, con la certeza —esa certeza con “ç” que reivindica en su lengua— de que la palabra aún puede reconciliarnos con el mundo.
Sabela Gondulfes: la autora que camina, observa, cose y canta
La trayectoria de Sabela Gondulfes es un entramado de narrativa, poesía, crónica, dramaturgia y experimentación artística. Ha vivido temporadas largas y breves en lugares que marcan carácter: la Patagonia, Isla Negra, Atacama, Bretaña, Florencia, Lisboa o Madrid. Cada destino deja huellas que se reconocen en sus libros, donde late su interés por la antropología, el trabajo de campo, la conciliación cultural y la humanidad que se esconde en las intersecciones entre pueblos.
Su obra Afouteza & Certeça (editorial ‘Poesía eres tú’, del grupo editorial PÉREZ-AYALA), a menudo musicalizada en jazz fusión y traducida a diversos idiomas —chino, ruso, italiano, georgiano—, confirma una identidad literaria abierta y permeable, siempre en movimiento. En ella conviven la poesía meditativa, la crónica geográfica, la observación antropológica, el humor cotidiano y un espíritu vitalista que no se resigna a la quietud.
Porque Sabela escribe para no olvidar, pero también para recordar a quienes la leen, que la belleza persiste incluso en las ruinas. Así lo demuestra en su poemario más reciente.

Afouteza & Certeça — La fortaleza que nace del dolor
Escribir un poemario en medio de varios duelos simultáneos —la muerte de la madre, el Alzheimer del padre, la enfermedad grave de un hijo— requiere una valentía que no es literaria, sino humana. Afouteza & Certeça nace desde esa frontera, donde la vida deja de ser abstracta y se vuelve extremadamente real.
Sabela Gondulfes da un giro hacia una sensibilidad luminosa, íntima, cargada de gesto cotidiano. Un poemario donde la palabra se despoja de solemnidades y busca al lector desde la cercanía. Aquí, la autora plantea una forma de mirar el mundo que nace del amor, la ternura y el asombro por lo pequeño.
Este libro permite conocer su humor, su vitalidad, su manera juguetona de escribir desde la intuición. A través de su voz, la poesía se vuelve un vínculo entre quien escribe y quien lee; una invitación a reconocerse, a volver al origen, a llorar solo lo necesario y a celebrar lo imprescindible.
El título, un guiño a Galicia y a la Península Ibérica, sintetiza su esencia:
Afouteza (valentía, coraje, firmeza ante la adversidad).
Certeça (certeza singular, única, casi sagrada).
Este poemario no es un lamento: es un testimonio. Un libro que respira amor y dolor a partes iguales, que mezcla memoria, compromiso social, conciencia ecológica y un profundo respeto por la vida en todas sus formas. Gondulfes escribe desde la herida, pero no para mostrarla, sino para iluminarla. Quien se acerca al poemario se encuentra con versos que nacen del abismo y se elevan con una honestidad que pocas veces se ofrece sin reservas.
El poema “Quién tuviera la semilla”, incluido en la antología itinerante Gira Poema 2009 y recitado en radios de Santiago de Chile a Nueva York, demuestra su compromiso con la igualdad, la paz y la idea de que somos “uno en un planeta fecundo y rico”.

El hilo que cose su obra: vivir como si fuera el primer día
Hay escritores que construyen obras; Sabela Gondulfes construye vida. En cada libro aparece su identidad más profunda: bailar, cantar, coser calcetines rotos, cocinar para dos, gritar cuando nadie la oye, bañarse en el mar al ritmo de las olas, rezar, peregrinar, observar a los pueblos y sus culturas, caminar rápido o lento según lo pida el alma.
Es una autora que se reinventa y se reconoce constantemente, que entiende la escritura como un acto espiritual y corporizado a la vez. Su obra no se refugia en la metáfora: habita el mundo real con autenticidad.
Incluso en su novela ‘En la Penumbra’, finalista del V Certamen Internacional Luis Berenguer, o en su comedia epistolar ‘Invéntame la vida’, escrita junto a César Póo, aparece ese mismo hilo conductor: la palabra como puente, como hogar, como tránsito.
La escritora que siembra semilla
Puede que Sabela Gondulfes, tenga como dice en uno de sus poemas, la “memoria r e s b a l a d i z a”. Pero su literatura es todo lo contrario: una forma de dejar huella. Un grito silencioso que se convierte en semilla. Una invitación a vivir despiertos. Un modo de recordarnos que, incluso cuando el mundo se oscurece, es posible escribir hacia la luz.
Ella camina, observa y transforma. Y mientras lo hace, nos deja libros que no solo se leen: se acompañan.
Y quizá esa sea la verdadera certeza —esa certeza con “ç”— de su obra: la palabra puede salvar, puede abrazar, puede volver a unir lo que parecía roto.
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